Hablamos con Gerardo Viña Vizcaíno, presidente de Acodal, sobre la situación de la ingeniería ambiental en Colombia, sobre las oportunidades de intercambio tecnológico entre España y América y sobre lo que supone un encuentro como el Eima 2017, celebrado durante el 60º Congreso Acodal en Cartagena de Indias, para el intercambio de ideas sobre sostenibilidad a escala internacional.
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Gerardo Viña, durante una sesión del Eima 2017. |
PREGUNTA.- ¿Qué impresión le ofrece el encuentro Eima 2017?
RESPUESTA.- Eima ha representando un punto de encuentro muy importante entre España y Colombia y ha aportado un enorme valor agregado a la agenda académica del congreso Acodal. El Eima es un espacio de reflexión importante sobre diferentes visiones de conocimiento y desarrollo y todos sus paneles han permitido de una forma hilada mostrar las perspectivas que tienen nuestros países sobre desarrollo sostenible y cambio climático en el ámbito de los ODS.
P.- ¿Qué le parece la sinergia que se establece al celebrar el Eima 2017 en el marco de un congreso como el de Acodal?
R.- Creo que esta confluencia aumenta las oportunidades. El congreso Acodal reúne personas de toda América Latina y es ya un referente en generación de conocimiento e intercambio de información y de oportunidades de negocio, con una muestra empresarial que tiene un 70% de empresas con cobertura internacional. El Eima, a su vez, tiene una dimensión muy universal, empresarial y de perspectiva de colaboración. Hemos podido ver una gran calidad de los ponentes y de los diálogos, conocer que hay fuentes valiosas de financiación para todos los proyectos de interés climático y compartir numerosos conocimientos e ideas en común.
P.- ¿Por qué se ha elegido a España como país invitado de esta edición del Congreso Acodal?
R.- Hace años en Acodal tomamos la decisión de invitar a países que nos mostraran lo que tenían que ofrecer sobre ingeniería sanitaria y del ambiente, renovables y agenda climática. El primer país invitado fue EEUU, después Holanda, Israel, Francia y, en esta ocasión, ha sido España. Con España hablamos un mismo idioma y estamos muy cerca. Nos unen cultura, afecto. Además, hay una muy buena fuente de empresas españolas que están trabajando en Colombia y es una oportunidad muy atractiva poder ampliar esa oferta de más trabajo, más inversiones y más visiones. De España nos llama la atención el concepto de los cluster, que está muy desarrollado en el País Vasco, en Cataluña, en Aragón o en el área de Madrid. Ese tipo de conceptos empresariales son muy interesantes para nosotros porque en Colombia las empresas que proveen bienes y servicios ambientales son pequeñas en su mayoría. Entender cómo se ha gestado esa capacidad en España nos ayuda a gestar procesos de cambio aquí.
P.- Durante este encuentro hemos podido ver la pujanza del sector ambiental en Colombia. Parece apreciarse una efervescencia en este ámbito en el país. ¿Es esa su percepción?
R.- Efectivamente, la receptividad es muy grande. La dimensión ambiental está cogiendo fuerza. Todo el mundo es consciente de que tiene que hacer algo por ello. La prioridad ambiental está en la agenda y se es consciente de que hay que incorporar el medio ambiente en todas la decisiones de política pública y trasladarlas al sector privado, que a su vez se ha hecho más exigente en el cumplimiento de la legislación ambiental, ya que el sector productivo ha incorporado la sostenibilidad en su funcionamiento.
P- Todo esto ocurre, además, en un momento importante de transición en la historia de Colombia, ¿como ve usted el momento actual?
R.- El país está ahora en ebullición, pues está iniciando una etapa nueva con el proceso de paz suscrito con las guerrillas. Hay grandes oportunidades para generar un modelo adaptado de desarrollo en Colombia. Además, el mundo está descubriendo todo lo que Colombia ha podido hacer durante años a pesar de la guerra y está identificando el gran potencial que tiene para hacer desarrollo e inversiones en segmentos en los que Colombia no era considerada tradicionalmente como importante. No en balde podemos ser considerada la tercera economía de América Latina después de México y Brasil. Pienso que Colombia en términos de estabilidad macroeconómica y de potencial de desarrollo, es una economía muy fuerte.
P.- ¿Y cuáles serían los ámbitos principales de este desarrollo?
R.- Estoy convencido de que el futuro es ambiental. Y en materia ambiental está abierta la oportunidad para hacer grandes emprendimientos en Colombia. En líneas generales, Colombia está inmersa en un plan ambicioso de infraestructuras. Estamos hablando de hacer infraestructuras resilientes y sostenibles. Se necesitan empresas de buena calidad, serias, con conocimiento técnico y capacidad financiera para asumir retos. Los desarrolladores de tecnología encontrarán aquí una gran oportunidad. El país tiene muy buenos ingenieros con gran formación, pero puede mejorar en adquisición de tecnología. Es el caso por ejemplo del agua potable y el saneamiento, donde las tecnologías avanzan a ritmos vertiginosos. Lo que nos brinda España en este ámbito por ejemplo es su experiencia. Es un país deficitario en agua que se ha visto forzado a generar alternativas de desarrollo tecnológico que permitan cerrar el círculo de la eficiencia. En el caso de Colombia, no tenemos problemas de sequía pero sí de contaminación. El conocimiento de quienes ya tienen un recorrido tecnológio previo permite generar alianzas empresariales, que empresas españolas puedan encontrar partners en Colombia para desarrollar negocios.
P- Colombia es uno de los países más biodiversos del mundo y con un tremendo capital natural. ¿Qué panorama tiene el ámbito rural ahora mismo en el país?
R.- El país tiene una deuda histórica con el campo, con las áreas rurales, que es donde se desarrolló la guerra. La oportunidad del crecimiento para el país está ahí. Es volver a retomar la senda del desarrollo agrícola, un desarrollo sostenible. Ahora mismo en Colombia el 78% de la población vive en torno a núcleos urbanos. Hay que tener en cuenta que tenemos una cifra de 6,5 millones de desplazados en Colombia por la guerra, que han engrosado esa población urbana.
P.- ¿Y cómo cree usted que sería ese regreso al medio agrícola que debe abordar Colombia?
R.- La paz es una gran oportunidad para Colombia. Al apostar por ella se podrá llevar el desarrollo a las esas regiones que, fruto del conflicto, no lo tenían y se podrá generar actividad y negocio y una dinámica de vida nueva en el país. Se trata de hacer inversiones de largo plazo, una apuesta seria por el desarrollo sostenible, usando la tecnología y fortaleciendo la colectividad y la visión de conjunto que las sociedades necesitan. Es interesante que esas personas desplazadas puedan volver al territorio, aliviando la presión en los cinturones de miseria de las ciudades y se asienten en el ámbito rural y encuentren una senda de desarrollo digno, en condiciones adecuadas, donde el Gobierno y el Estado hagan todo el esfuerzo para dotar y asegurar que las necesidades básicas y las oportunidades de crecimiento y desarrollo sean reales. Volver al campo es el camino de Colombia, pero un campo diferente, un campo moderno, ambientalmente sostenible. El mundo necesita comida y Colombia está en disposición de ofrecer al mundo mucho de lo que hace falta.